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El móvil de Javier

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Secundino Flores, nacido y criado en la finca suburbana de sus padres, era extremadamente manso, todo a su alrededor se desenvolvía sin prisa y con pasmosa normalidad, excepto la pobreza, que oprimía y le hacía sonar las tripas, recordándole con insistencia perruna que hay que comer para vivir. Creció aprendiendo a compartir sin ser obligado. Vio a su viejo, y a su vieja quedarse sin comer, haciendo que llevaban un mendrugo a la boca, devolviendolo a escondidas al plato de  sus hijos. Contrario a lo que muchos piensan, el hambre te vuelve generoso, y la pobreza no es una enfermedad.  Vino de Méjico muy pequeño, con su hermano mayor. La migra los persiguió una noche, y su hermano, por salvarlo a él, saltó del arbusto detrás de donde se escondía justo enfrente de la luz del foco de la patrulla, en cuanto lo vieron, comenzaron a gritar y correr hacia él. Mientras  Secu, que así le decían, aprovechaba para alejarse cubierto por la espesa oscuridad. Sintió disparos, un grito, y luego silenc

Sinfonía profética en clave de Q'uq'

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  El tiempo transcurría indolente en la generosa floresta del estrecho continente tropical, la exuberante tierra de los mayas. Los días se sucedían sin nombre y las estaciones del año apenas se diferenciaban por el lapso entre aguacero y aguacero. En la cima de los montes de infinitos tonos clorofila sobresalían los desafiantes picos del templo del Gran Jaguar, el Tikal, mandado construir por Hasaw Cha'an Kawil, el Ixkún, K’marcaaj, el Takalij Abaj, también Iximiché y Chuitinamit, éstos ubicados cerca del lago Panajachel. Eran ellos las moradas terrenales de las deidades del imperio. Para internamos en ese mundo inexplorado, oscurecido por el polvo del olvido es necesario vestirnos adecuadamente. Calcemos las sandalias de dedos descubiertos, aseguradas con correas por encima de los tobillos. Desnudemos nuestros torsos para sentir la caricia perenne de la brisa. Ajustémonos la túnica a la cintura y adornemos nuestras cabezas con el penacho de plumas. No olvidemos los brazaletes de o