Silo de pensamientos



Algo sucede con las palabras, una vez que son liberadas no se pueden apresar y regresarlas a donde salieron, las soltamos y ya no nos pertenecen. ¿Será posible aspirarlas y tragarlas, antes de alejarse demasiado? , no, y parte del porqué de la imposibilidad es su complejo origen. Ellas nacen en las ideas, y las ideas son pensamientos, rompecabezas que, al adquirir sentido urgen al espíritu a mostrar su creación. Se niegan a permanecer anónimas, quieren volar a establecerse en otras criaturas, para así fermentar y concebir a su vez.

Eso sucede cada día, cada hora, cada minuto, en la mente de cada uno de nosotros. Pero: ¿dónde habitan los pensamientos?

De eso se trata esta historia.


—Me gusta escribir temprano, todo fluye diferente. El aire, todavía no contaminado por millones de millones de mentes me permite capturar imágenes, ni se si dentro o fuera de mi, y en verdad, no me importa. 

El terror del escritor de tener la mente en blanco, es insuperable; y esforzarse por llenarla es estéril, el  gran misterio para el que teclea el ordenador. En un segundo cientos de recuerdos, míos o ajenos, llenan mi espacio creativo, pero a veces, demasiado a menudo, me siento enfrente de la pantalla y nada sucede. Las musas se mudan de hemisferio, el supremo semidiós que las gobierna las quita de mi entorno, y no les permite regresar. Ya quisiera yo toparme con ese sinvergüenza mal avenido.

El otro espanto con que me enfrento, escondido dentro de su túnica negra ingrávida, y su capucha vacía, es el duende del intelecto dividido.

Camino sobre el filo del ingenio de tortura más despiadado. Es la yegua de acero, un tobogán que termina en un enorme filo curvo hacia arriba y que divide en mitades al escritor, el duende me ata las  manos por detrás y los pies por debajo del tobogán y riendo a carcajadas me empuja. El empinado declive termina en la hoja pacientemente afilada por otros gnomos, con la que podría un barbero afeitar un asirio. 

No cuentan los engendros con mi experiencia como creador de historias, me libero de las ataduras justo al llegar al fin de la superficie de madera, y con una tremenda pirueta, me proyecto en un envión, doy dos vueltas en el aire, tomo el control en un salto inmortal y desciendo como bailarín de ballet sobre los reflejos amenazantes del acero. Camino con levedad de pluma por encima de la hoja, no le doy tiempo a  cortar mis plantas porque floto en la historia, ingrávido y lleno de recursos vocálicos. Los verbos son engendrados sin detenerse, los  concibo por miles, como hacen los peces. Multitud de acciones cobran forma y la aventura continúa  sin detenerse. 

Las mitades del escritor son, del lado izquierdo la realidad, y del lado derecho, la magia, a menos que sea zurdo. Es lo que modernamente se ha dado en llamar realismo mágico, pero que existe desde el principio de los tiempos. Si no me creen, preguntenle a los griegos. Pero sus mitades  deben mantenerse unidas, rebotando en el interior de la cavidad gris de la memoria, atrapando incoherencias y enhebrando dimensiones. 

Así nace esta narración, y las que siguen.

En este caso, desciende como un papel de seda, lentamente, venciendo la resistencia del aire con su vaivén lateral, hasta entrar en mí y formar parte de lo que no sabía que estaba allí, en mi universo secreto, a mi alrededor, ocupando el espacio de mi estudio, y desbordando la habitación. Cobran vida personajes que no existían segundos atrás, se materializan y me piden que los describa, que les permita moverse, reír, correr, soñar, asesinar, elucubrar, disuadir, suplantar, engañar, y amar.

El siguiente blog: "El móvil de Javier", es la primer historia del silo mágico de una mente inquieta.


Autor: Roosevelt Jackson Altez -REJA-

Roosevelt es autor, escritor, dibujante, artista gráfico.

Su última novela: “ Las violentas vetas del volcán” está disponible en Amazon y Google Libros.

También es autor de diversos blogs, y cuentos cortos, y no tan cortos.

Puedes comunicarte con nosotros a: edicionesdelareja@gmail.com



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